PENSAMIENTO CLAVE: El Evangelio de Juan nos dice que la ausencia del contacto físico con Jesús no es una desventaja para quienes buscan tener hoy una relación con él. La palabra de Jesús es tan poderosa como su toque.

¿HAS DESEADO ALGUNA VEZ haber conocido a Jesús en la carne, como lo hicieron sus discípulos? ¿Deseaste alguna vez que él hubiera vivido en tu casa? ¿No sería maravilloso llevarle a él, directamente, tus problemas, o ir a él y compartir con él lo que tienes en tu corazón, y luego verlo ponerse de rodillas y orar fervorosamente a su Padre en tu favor? ¿No sería más fácil tener una relación con Jesús si él viviera, caminara y hablara contigo en tu casa?

Pero ese privilegio no ha sido el nuestro. Sin embargo, la buena noticia es que el Evangelio de Juan nos asegura que no necesitamos tener contacto físico con Jesús con el fin de tener una relación con él. No necesitamos el contacto físico para obtener todas las bendiciones que él está dispuesto a darnos y que puede darnos. Juan hasta recuerda que Jesús les dijo a los discípulos: "Os conviene que yo me vaya" (Juan 16:7). Mediante la presencia del Espíritu, la obra de Jesús es magnificada por su ausencia Quan 14:12).

Esta semana daremos una primera mirada a esta buena noticia.

Describe el proceso por el cual llegó a existir el Evangelio de Lucas (y tal vez también el de Juan). Lúc. 1:2,3.
Lucas nos dice que "muchas" personas ya habían intentado poner en orden la historia de Cristo. Las historias acerca de Jesús y de sus dichos fueron recordadas y trasmitidas por "los [...] que lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra" (Lúc. 1:2). La palabra "ministros" parece haber sido un término técnico en el mundo antiguo para designar a los memorizadores profesionales que se preocupaban por registrar en su mente los dichos importantes para uso futuro. No debería sorprendernos que tales personas puedan haber sido escogidas especialmente para memorizar los sermones, las parábolas y los hechos de Jesús, con el fin de repetir de memoria lo que Jesús dijo e hizo.

Las historias y los dichos de Jesús pasaron de boca en boca por muchos años después de su ascensión al cielo. Lucas, inspirado por el Espíritu Santo, aparentemente había hablado con testigos oculares y con los que habían memorizado los dichos y las historias de Jesús. Guiado por el Espíritu, luego seleccionó aquellos dichos y relatos que le permitieron escribirlos "por orden". El resultado final es el Evangelio de Lucas, como lo conocemos hoy.
Lee Juan 21:25. ¿Qué nos dice acerca de las limitaciones de todos los evangelios?

El punto que presenta Juan es que la mayor parte de la historia de Jesús debió quedar fuera de su Evangelio. Cada uno de los cuatro evangelios ofrece selecciones de los dichos y los hechos de Jesús que resultaban apropiados para los propósitos de los autores. "Es muy raro que dos personas vean y expresen la verdad de la misma manera. Cada una se ocupa de puntos particulares que su idiosincrasia y educación la capacitan para apreciar" (IMS 25).

Considera esa cita de Elena de White, específicamente en el contexto de la lección de hoy. ¿Qué nos dice acerca de la necesidad de otorgar a otros cierta flexibilidad en su comprensión de la verdad?

Nota para quiénes escribió Juan su Evangelio. Es para "vosotros". Juan escribió de modo que "vosotros" (o "ustedes", como diríamos hoy) creáis y tengáis vida eterna. Con la palabra vosotros tenía claramente en su mente a sus lectores. Pero, ¿qué lectores? ¿Todos ellos? ¿O se concentró en un grupo definido?

¿Qué relato introduce la afirmación de Juan acerca de su propósito al escribir? Juan 20:24-28.
Tomás sintió claramente que su fe dependía de tener una experiencia de contacto físico con Jesús. Una vez que vio a Jesús, no tuvo problemas para creer. En Juan 20:24-31, Tomás representa a todos los discípulos, la primera generación, quienes habían visto a Jesús y estado en contacto con él.
Por otro lado, la afirmación de Jesús en el versículo 29 indica que hay una bendición especial reservada para aquéllos que creen sin ver. 

Evidentemente, ver y tener contacto físico no son vitales para el desarrollo de la fe; de hecho, hasta pueden estorbarlo. El versículo 29 pronuncia una bendición, o bienaventuranza, sobre las generaciones posteriores que no pudieron tener ese contacto físico con Jesús y, sin embargo, creyeron de todas maneras. Nosotros estamos entre esas generaciones posteriores, pues no tuvimos contacto personal físico con Jesús y no conocimos personalmente a ninguno que haya visto a Jesús en la carne.

Lee 2 Corintios 4:18. ¿De qué modo encuadra este pasaje en la lección de hoy? ¿Qué mensaje contiene hoy para nosotros, que no hemos visto a Jesús en la carne?

¿A quién notó Pedro que los seguía a Jesús y a él por la playa? Juan 21:20,24. Ver también Juan 13:23-25.
¿Qué preguntó Pedro a Jesús acerca de ese discípulo? Juan 2121.

Jesús acababa de explicarle a Pedro las circunstancias que un día rodearían a su muerte. Pedro estaba curioso por saber si su experiencia sería similar a la del discípulo amado, el que escribió el Evangelio de Juan (vers. 24). Jesús contestó la pregunta con una respuesta críptica: "Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?" (vers. 22, NVI).

El comentario críptico de Jesús fue mal entendido en los años que siguieron. La gente llegó a creer que Juan, el discípulo amado, viviría para ver la segunda venida de Jesús. A medida que los discípulos murieron uno tras otro, muchos se excitaron ante la "obvia" cercanía del retorno de Jesús. Cuando Juan llegó a la ancianidad y comenzó a acercarse a su muerte, surgió una crisis de confianza: la muerte de Juan, ¿haría que Jesús apareciera como un profeta falso? Después de todo, ¿no dijo Jesús que Juan viviría hasta su regreso?

Algunos creen que en ese momento decisivo, en el cual la iglesia afrontaba una crisis, el Señor impulsó a Juan a dejar el legado de otro Evangelio más, para corregir el rumor infundado acerca del momento de la muerte de Juan en relación con la segunda venida de Cristo. Su Evangelio proveería lo que la siguiente generación de cristianos necesitaría para so-brevivir después de la muerte de Juan. Su Evangelio nos enseñaría a todos a tener una relación viviente con ese Alguien a quien no podemos ver, ni oír ni tocar.

Lee otra vez lo que Jesús le dijo a Pedro en Juan 21:22. Él no dijo que Juan no moriría, aunque ése es el significado que algunos leen en el texto mismo. ¿De aué maneras estamos en peligro de hacer lo mismo; es decir, leer en los textos lo que ellos no dicen?

En el cuarto Evangelio, los discípulos no son llamados directamente por Jesús sino mediante la invitación de alguna otra persona que conoce a Jesús, tal vez queriendo simbolizar de ese modo que la mayor parte del mundo llegaría a conocer a Cristo, no por medio del contacto personal con él, sino por medio del testimonio de otros.

Lee los siguientes textos. ¿De qué modo expresan la idea de que no necesitamos ver a Jesús en la carne para conocerlo?
Juan 1:40-42. _____________________________________________________
Juan 13:20 _______________________________________________________

 Hoy, por supuesto, la gente conoce a Jesús mediante el testimonio de otros que le hablan de Jesús por primera vez y, como en el primer ejemplo citado, la "llevan" a él. Cuan vital es, entonces, que como profesos seguidores de Cristo, como aquéllos a quienes Dios ha escogido para difundir la verdad a otros, estemos preparados para hacer precisamente eso.

En Juan 17 Jesús ora por sí mismo primero, y luego por sus discípulos 0uan 17:1-19). Después de esto, se vuelve a la segunda generación, y aun más allá. Su oración no es sólo por sus discípulos, sino también en favor de "los que han de creer en mí por la palabra de ellos" (vers. 20). La mayor parte de las personas, a lo largo de la historia, ha llegado a tener una rela-ción con Jesús, no mediante el contacto personal con él, sino mediante los escritos de aquéllos que tuvieron ese contacto. Jesús oró para que la Palabra escrita fuera el medio de unir a todos los creyentes, a los que lo habían visto y a los que no tuvieron esa oportunidad Quan 17:21-23).

Lee con oración la súplica de Jesús registrada en Juan 17 (y específicamente los versículos 11-19) que él ofreció en favor de sus discípulos. ¿Cuáles son los puntos principales por los que Jesús oró? En las líneas que siguen, escribe un resumen de lo que Jesús quería para sus seguidores. ¿Qué mensaje hay en ellos también para nosotros, hoy?

En contraste, ¿de qué modo realiza Jesús sus milagros en el Evangelio de Juan? Juan 4:46-54. (Ver también otros ejemplos en 2:1-11; 5:1-15; y 11:1-44.)

Jesús usó el toque en alrededor de la mitad de los milagros registrados en Mateo, Marcos y Lucas. En contraste, en el Evangelio de Juan, Jesús raramente usó el toque al realizar sus milagros.

¿Por qué razón existe esta diferencia?
Tal vez el Espíritu dirigió a Juan para que seleccione incidentes en los que hay una ausencia del toque, o en los que se enfatiza la distancia entre Jesús y la persona sanada (en Juan 4:46-54 Jesús está a unos 25 km de la persona en el momento en que la sanó), con el fin de ayudar a expresar la idea de que no se necesita el contacto físico inmediato con el Señor para ser bendecido, o aun sanado, por él. Estos informes, en los que no hay ningún toque, son consecuentes con el tema de Juan de que la palabra de Jesús es tan buena como su toque. Éstas son buenas noticias especialmente para quienes podemos tener la certeza de que aunque Jesús no está ahora aquí en la carne, puede estar cerca de nosotros en todas nuestras pruebas y tristezas, cualesquiera que sean éstas. Mediante estos incidentes, Juan nos muestra que el cielo, en realidad, está más cerca de la tierra, para que podamos creer sin poder verlo directamente.

La mayoría de los milagros en el Evangelio de Juan (aunque no todos) fueron el resultado de las palabras de Jesús, y no del toque de él. Haz una lista de las frases con órdenes que se usan en los siguientes in-formes: Juan 2:7; 4:50; 5:8; 9:7; 11:43.

Lo que se observa en estas escenas es el poder de las palabras de Jesús para vencer las barreras del espacio. La distancia no es un problema para el Maestro, que creó el universo. La palabra de Jesús es tan poderosa en su presencia como a la distancia. Aunque ahora se manifiestan a nosotros en la página escrita, las palabras de Cristo todavía retienen el poder para sanar y salvar. Mediante su palabra, él ministra a las necesidades de las generaciones posteriores.

En lugar de tener a Jesús en la carne, tenemos su Palabra, la Biblia. ¿Por qué, entonces, el estudio de la Biblia es tan vital para establecer una relación íntima con él? Piensa en esto: sin la Biblia, ¿qué podríamos saber acerca de Jesús?

PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. Lee otra vez 2 Corintios 4:18 junto con Hebreos 11:1. ¿Por qué nuestra esperanza final debe descansar en cosas que no vemos, por lo menos, directamente? ¿Hay algo que nosotros podemos ver ahora, que durará para siempre, o todo lo que vemos como existe ahora será destruido?

2. ¿De qué manera pudieron escritores diferentes retratar a Jesús desde perspectivas distintas? ¿Te ayudan más o menos estas perspectivas diferentes a aceptar estos informes como verdaderos? Si todos los informes dijeran lo mismo, ¿no haría eso que pensáramos que ellos meramente se copiaron los unos de los otros, en vez de contar la historia de Jesús como ellos, bajo la conducción del Espíritu Santo, la recordaron? Explica tu posición.

3. ¿Qué nos dice el núcleo de la lección de esta semana acerca de la importancia de testificar como parte de la misión de la iglesia?

RESUMEN: A menudo luchamos con el problema de cómo tener una relación viviente con Alguien a quien no podemos ver, escuchar o tocar. Nos imaginamos que fue más fácil tener fe para quienes caminaron y hablaron con Jesús en los tiempos bíblicos. Pero el Evangelio de Juan nos dice que la palabra de Jesús, que nos llega por medio del Evangelio, es tan poderosa como su toque. Mediante el Espíritu y la Palabra, podemos conocer a Jesús en forma aún más íntima de lo que pudieron hacerlo sus discípulos.